Un equipo
de investigadores pertenecientes al grupo Healthy Architecture & City de la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de
la Universidad de Sevilla, liderado por el colegiado Santiago Quesada, ha
desarrollado una vivienda inteligente adaptada a las necesidades de
personas con deterioro cognitivo.
El
prototipo de vivienda, desarrollado en
realidad virtual, es uno de los innovadores resultados de
transferencia obtenidos en el proyecto DETER, financiado con
fondos FEDER a través de la Consejería de Universidades, Investigación e
Innovación de la Junta de Andalucía, validado posteriormente en el proyecto de
investigación ALZARQ, financiado por el Ministerio de Ciencia,
Innovación y Universidades. Ambos proyectos están centrados en analizar cómo
las variables ambientales influyen en las actividades de la vida diaria de las
personas con enfermedad de Alzheimer (EA).
La vivienda
inteligente está basada en una casa domótica, existente en el
Centros de Recuperación de Personas con Discapacidad Física (CRMF) de San
Fernando (Cádiz) del IMSERSO. En este lugar se han ensayado, desde el año 2000,
soluciones de adaptación tecnológicas destinadas a personas con movilidad
reducida, física o funcional, para que puedan vivir en casa de forma autónoma.
Ahora se da un paso más en el camino emprendido hace dos décadas, ya que se
investiga cómo adaptar ese entorno doméstico, aplicando algunos de los
criterios e indicaciones de la reciente normativa sobre accesibilidad cognitiva,
de la reciente Ley 6/2022 y del Real Decreto 193/2023. La investigación
se realiza sobre una población concreta: los usuarios con Alzheimer en fase
leve o moderada.
Con la
tecnología actual, es posible construir un entorno protésico que apoye
a las personas con demencia de Alzheimer, adaptándose a la realidad de cada
caso. Se puede diseñar un espacio personalizado a las necesidades del paciente
en el que, tras evaluar su estado, déficits y capacidades, el entorno dé una
respuesta protésica, capaz de mantener sus capacidades y apoyar las que se
están deteriorando.
Con estas
herramientas tecnológicas y la Inteligencia Artificial (IA) es posible
construir una prótesis, proporcionalmente compleja cuanto más compleja sea la
pérdida cognitiva, de forma que el espacio se puede constituir en una
especie de ‘exo-cerebro’, que apoye activamente a la persona afectada en su
relación diaria con el ambiente físico.
Mediante el
empleo de tecnologías como lectores faciales o biométricos, espejos
inteligentes, control por voz, cerraduras de contacto o presencia, sensores de
localización, movimiento y presencia, sistemas de alarma en cocinas y
baños, es posible mejorar las actividades instrumentales de la vida
diaria de las personas con deterioro cognitivo, mejorando su orientación,
motivación o estado de ánimo. Es posible, por ejemplo, que una persona no
recuerde dónde está el baño, pero se le puede enseñar el camino al mismo por
medio de un accionamiento automático de luces led que lo conduzcan a esa
habitación.
Este
prototipo se ha diseñado con una visión holística, poniendo énfasis en
el mantenimiento de la autonomía de las personas con demencia y en la necesidad
de propiciar la permanencia en su propio ambiente el máximo tiempo posible.
Aumentando, en definitiva, su calidad de vida, tal y como mantiene el profesor
de la ETSAS Santiago
Quesada, responsable del equipo e investigador principal de los
proyectos. “En este proceso de diseño, la realidad virtual es una herramienta
muy versátil, ya que posibilita recorrer de manera ágil e intuitiva la
vivienda, visualizar diferentes escenarios o distribuciones, comprobar la
aplicación de diferentes soluciones técnicas o ver cómo es posible ir adaptando
los espacios domésticos a las necesidades que va teniendo la persona conforme
evoluciona la enfermedad”.