Como
cada año, en el marco de los actos de la XXIII Semana de la Arquitectura, este
miércoles ha tenido lugar la colocación de la Placa Docomomo, en esta ocasión,
en el edificio de apartamentos Huerta del Rey (1967-1968), de Felipe Medina
Benjumea y Manuel Trillo de Leyva (OTAISA).
Una
actividad que el COAS lleva años realizando en colaboración
con la Fundación Docomomo Ibérico y con la que se busca lograr el
reconocimiento de la arquitectura del movimiento moderno, que es parte de
nuestra cultura del siglo XX, su protección patrimonial y conservación.
El
acto ha contado con la intervención de Nuria Canivell, decana del COAS y
Valentín Trillo de Leyva, hijo de Manuel Trillo, uno de los autores del edificio.
Nuria
Canivell, decana del COAS, ha indicado que “este es un acto muy especial para el Colegio
de Arquitectos de Sevilla porque poner en valor el patrimonio arquitectónico
contemporáneo, como parte de nuestra cultura, su protección y conservación, es
para nosotros muy importante. Tan importante como el reconocimiento a las
arquitecturas pasadas. Como dije hace poco, con motivo del proyecto de
intervención en las Atarazanas de Sevilla, la contemporaneidad no es una falta
de respeto al pasado, es una inexcusable consecuencia del presente”.
A continuación, ha comentado que “por esto mismo, hemos reconocido la sede
del Real e Ilustre Colegio Oficial de Médicos de Sevilla (de Rafael de la Hoz y
Gerardo Olivares), la Comisaría de la Gavidia (de Ramón Montserrat) o la
escuela infantil María Inmaculada en los jardines del Alcázar (de Juan Talavera
y Heredia), y ahora el edificio
de apartamentos Huerta del Rey, uno de los ejemplos de vivienda más novedosos de la ciudad de Sevilla de su
época, en todos sus aspectos”.
Por
su parte, Valentín Trillo de Leyva ha resaltado que “este edificio
icónico, junto al Edificio Sevilla 1 y el Edificio Sevillana (Endesa), se
construyó en una Sevilla al este, extramuros, llena de huertas, sin ninguna
edificación, con lo cual ahora parece perfectamente integrado, pero fue al
revés, marcaron una tendencia, una imagen. Posteriormente, la barriada de
Nervión se consolidó con estos tres edificios. No voy a hablar de este
edificio, ya lo conocéis y es fantástico, para mí, de esa triada es al que más
cariño le tengo”.
Edificio de apartamentos Huerta Del Rey, 1967-68
Ubicado en una zona de gran crecimiento urbano residencial en las décadas
de 1960 y 1970, de bloques en altura y amplias zonas libres, y destinado a una
burguesía media alta en el barrio de Nervión, en la confluencia de dos
importantes avenidas (Eduardo Dato y San Francisco Javier), el edificio de
apartamentos de Huerta del Rey es, sin duda, uno de los ejemplos de vivienda
más novedosos de la ciudad de Sevilla de su época, en todos sus aspectos.
Por un lado, tipológicamente, establece un modelo residencial que no es
conocido hasta ahora en esta ciudad, con un interesante concepto de
apartamentos y un programa de viviendas de uno, dos o tres “ambientes”, como
define el texto comercial de la época, donde la importancia de las zonas
comunitarias es especialmente relevante.
En este sentido, toda la planta primera, separada formalmente de la planta
baja con una rotunda bandeja de hormigón, genera una amplia serie de espacios
colectivos de diferentes usos, desde salas de reuniones, despachos, salones,
zonas de vestuarios y aseos, y una gran terraza en la que se ubica la piscina,
elemento casi escultórico de gran impacto visual.
Las viviendas desarrolladas en este edificio, que presenta una anchura
total poco habitual por su gran dimensión, se distribuyen en torno a una
galería central con apartamentos a ambos lados y, en los extremos este y oeste,
con una referencia a los modelos de vivienda de Mies van de Rohe en Chicago
(Lake Shore Drive Apartments).
El esquema se repite en todas las plantas, desvelándose en el exterior
mediante una serie de potentes bandejas, revestidas de hormigón prefabricado,
que producen la imagen más característica del edificio, y balconadas corridas
con la fachada de ladrillo visto rehundida en un segundo plano.
En este sentido, indicar también los novedosos sistemas constructivos, con
recursos estructurales y materiales, que han permitido, además, un estupendo
mantenimiento y facilitado su durabilidad.
Cabe destacar el cuidado en la concepción espacial del vestíbulo, así como
el diseño integral de este y las zonas comunes (mobiliario, elementos
artísticos, carpinterías exteriores e interiores, ascensores, barandillas,
elementos decorativos) que reflejan un cuidado extremo, que se ha mantenido
perfectamente hasta la actualidad gracias a una comunidad de propietarios con
una poco frecuente sensibilización hacia el valor arquitectónico del edificio.
Resumen publicado por Fundación DOCOMOMO
IBÉRICO sobre texto de Juan Manuel García Nieto
Fotos: María Cano, Candela González y Juanma García Nieto